¿QUÉ ES LA CANDIDIASIS CRÓNICA?

Quizás esta entrada debería haberla publicado al empezar a escribir el blog, pero me centré en explicar cómo me sentía yo, y se me olvidó explicar de qué se trataba el problema que me habían diagnosticado.


En mi caso, mis síntomas eran principalmente digestivos (dolores, diarrea, gases...), pero también sentía mareos, me salían eccemas, estaba cansadísima, tenía dolores de cabeza, no podía dormir, mis cacas olían fatal, sentía picores... Y los médicos no encontraban relación entre ellos. A mis problemas digestivos los llamaron: "intestino irritable", a los eccemas: "piel muy seca", al cansancio: "está provocado por tu necesidad de evacuar constantemente", a los gases: "se deben a que las cacas fermentan...", a mi insomnio: "el estrés"... Me dieron infinidad de pastillas pero yo cada día estaba peor.


Pues bien, la candidiasis es una infección, y su causa: una levadura (la cándida). Según parece, las levaduras están presentes en la piel, aparato digestivo y genitourinario de cada uno de nosotros y no son dañinas, sino que velan por el equilibrio de nuestro organismo. Sin embargo, un excesivo consumo de azúcar, agua del grifo, antibióticos y hormonas, el embarazo, el estrés o la falta de nutrientes, pueden hacer que estas levaduras crezcan en exceso y que enfermemos.


Los síntomas son diversos, desde la necesidad de tomar carbohidratos, hasta fatiga, depresión, intolerancia al humo de los cigarrillos, picores, dolores, estreñimiento y/o diarrea, falta de deseo sexual, insomnio, o incapacidad para concentrarse, entre otros.


El problema de la candidiasis crónica intestinal es que es de difícil diagnóstico, y no existe una prueba que permita descartarla. Sin embargo, para mi alegría, si existe un tratamiento.


La primera fase del tratamiento (entorno a un mes) consiste en debilitar a las cándidas, para proceder a eliminarlas en una segunda fase. Para ello debemos modificar nuestra alimentación y suprimir los productos que les sirven de alimento, que son: azúcares y cosas con sabor dulce, levaduras, productos fermentados, la fruta y sus zumos, cacahuetes y pistachos, champiñones, setas, patatas, calabaza, boniatos, té, café y especias picantes.


En la segunda fase se introducen los antifúngicos. Es necesario que un nutricionista nos ayude en esta fase, ya que dependiendo de cada caso, unos antifúngicos funcionan mejor que otros. Esta parte del tratamiento puede durar de uno a tres meses.


Por último, cuando hayan desaparecido los síntomas de la candidiasis, se comenzaría con la tercera y última fase, que consiste en la toma de probióticos y nutrientes para reequilibrar el organismo.